Hidrofugación de fachadas
Deshazte para siempre de las humedades
La hidrofugación de fachadas es una técnica que se realiza para conseguir que estas superficies repelan el agua y cualquier otro tipo de líquido. Consiste en aplicar un material hidrofugante que al dejarlo secar por completo, crea una barrera protectora.
Una vez aplicado este tratamiento hidrófugo, el líquido no podrá penetrar en la fachada y formará pequeñas gotas superficiales que se pueden retirar fácilmente y que no producirán ningún tipo de filtración hacia el interior. La fachada quedará totalmente protegida frente a humedades.
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En Ibergraf podemos ayudarte a conseguir que tu fachada repela cualquier tipo de líquido y a proteger así tanto la parte exterior del edificio como la parte interior. Pide ya un presupuesto personalizado.
¿Cómo se realiza la hidrofugación de fachadas?
Realizar una hidrofugación de fachadas es un proceso rápido y sencillo.
1º. Limpieza de la superficie
Antes de aplicar el producto es muy importante realizar una limpieza de la fachada y dejarla completamente seca, para asegurar la máxima efectividad del hidrofugado.
2º. Instalación de andamios
Cuando la pared o la fachada a hidrofugar es muy elevada, puede que sea necesario instalar andamios o utilizar un rodillo extensible.
3º. Aplicación del producto
Lo más habitual es que se aplique el producto con un rodillo, una brocha o pincel plano, siendo en ocasiones necesaria una segunda capa cuando la superficie es muy porosa.
4º. Secado
Por último, el tratamiento de hidrofugado se deja secar durante unas 12 horas para que el producto haga efecto sobre la fachada.
Hidrofugado de fachadas vs. Impermeabilización
A diferencia de la impermeabilización, con la técnica de hidrofugado los poros de la superficie no quedan obstruidos. Por tanto, se consigue repeler los líquidos, pero permitiendo la entrada de aire o vapor, evitando así problemas de moho y de deterioro estructural.
Durabilidad y mantenimiento
El hidrofugado no es visible, ya que no cambia el color ni la textura de la fachada.
Económico y sencillo
La hidrofugación es más rápida y barata que otros tratamientos impermeabilizantes.
Diferentes aplicaciones
El hidrofugado es más apropiado para fachadas, paredes exteriores o muros de jardín. La impermeabilización se usa más en terrazas, tejados o azoteas.
Transpirabilidad y protección
Con la técnica de hidrofugado los poros de la superficie no quedan obstruidos.
Ibergraf, referentes a nivel nacional en hidrofugación de fachadas
Mucho más que protección contra el agua
Además del agua, la hidrofugación de fachadas hace que esta superficie sea mucho más resistentes a:
- Polución ambiental
- Lluvia ácida
- Líquenes
- Hongos
- Heladas
- Mohos
- Rayos ultravioleta
- Deshielos
- Descomposición
- Erosión
¿Por qué recurrir a los servicios de hidrofugación de fachadas?
Fácil limpieza
Las fachadas hidrofugadas tienden a ensuciarse menos, ya que las partículas no se adhieren tan fácilmente y se mantienen limpias durante más tiempo.
Aumento de la durabilidad
Al proteger la fachada frente a diferentes agentes externos, se alarga su vida útil y se reduce el deterioro producido por el paso del tiempo.
Prevención contra manchas
Al repeler el agua, se consigue evitar las manchas causadas por las sales y otros minerales, manteniendo la fachada limpia durante más tiempo.
Versatilidad
La técnica de hidrofugación es efectiva en una gran variedad de tipos de superficies, como hormigón, piedra o madera, entre otras.
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Preguntas frecuentes sobre hidrofugación de fachadas
¿Cómo se aplica el hidrofugante?
Lo habitual es utilizar una brocha, un pulverizador o un rodillo. Todo va a depender de las indicaciones del fabricante.
¿Con qué frecuencia se debe realizar la hidrofugación de fachadas?
La frecuencia de aplicación puede variar dependiendo de las condiciones climáticas en las que se encuentre la fachada y del tipo de hidrofugante aplicado. Lo más habitual es que se realicen cada 3 o 5 años.
¿Es necesario aplicar un hidrofugante a todas las fachadas?
No siempre es necesario. Desde Ibergraf recomendamos este tratamiento especialmente en aquellas fachadas que tienen una superficie porosa, como son el ladrillo, el hormigón o la piedra. Pero también, en casos en los que están expuestas a altos grados de humedad y lluvias intensas.
